Sexo en los baños
Relato enviado por Marcos Gay
Estaba estudiando en la biblioteca, tenía unos examenes próximos. A mi lado, mi novio. Llebavamos más de dos horas estudiando, y yo me estaba aburriendo. Entonces, se me vinieron pensamientos calientes. Me imaginaba aquellos polvos que me daba mi novio. Se me vino a la cabeza a mi novio quitandose los pantalones y yo acercandome para hacerle una mamada en medio de la gente. Después me cogería en brazos y me me pondría sobre la mesa, me bajaría los pantalones y me empezaría a follar. Ahí embistiendome, mientra le gente me ve como me folla mi novio, me llamarían de todo: zorra, puta, maricón... Sinceramente, de pensar en ello me estaba quedando muy caliente y la cabeza ni me dejaba pensar y me dejaba medio ido, y mi polla lo notaba. Necesito un buen polvo urgentemente. Me acerco al oído de mi novio y le susurró:
-Oye, cariño, llevamos dos horas, ¿qué te parece si vamos 15 minutos al baños y no damos un buen polvo?
-No, lo siento, no puedo, tengo que estudiar, te prometo que cuando llegemos a casa lo hacemos.
-Pero yo quiero ahora.
-Joder, que no, que tengo la fecha muy apretada, ponte a estudiar de una vez.
Vale, muy bien. Pero yo sigo igual, así que me pongo a mirar al personal. hay chicos muy buenos a mi alrededor. De 18 a 25 años.
Poso mis pupilas sobre un buen espécimen. Rubio, fibrado, con chándal (como me pone un buen culo en pantalón de chándal. Me mira pero no aparto la vista, con la tranquilidad del que ve el juego desde la barrera. No me sostiene la mirada pero no por vergüenza sino más bien por falta de interés. Dos asientos a la izquierda hay otro muchacho que no está mal. Pero no puedo mirarlo durante mucho rato.
Otro ha llamado mi atención, de hecho tiene en su poder todos mis sentidos.
Acaba de entrar en la sala. De pelo castaño clarito que me gusta y me quedo viendolo, tiene unos ojos marrones claros preciosos y el pelo medio largo, su cara parece un ángel, tiene la piel clara, y no debe tener más de 19 años. Lleva una camiseta de tirantes, un pantalón vaquero y unos tenis blancos.
Podría decir que le miro desafiante, pero sería más honesto decir que no puedo dejar de admirarle. No sé
cuánto tiempo estoy deleitándome con sus movimientos, pero finalmente soy cazado y me devuelve la
mirada. Tiene unos ojos marrones preciosos, y no soy capaz de dejar de mirarle aunque me siento
atrapado y estúpidamente pillado en falta como un niño.
Se sonríe y vuelve la vista a sus libros. Cuando deja de mirarme me siento un poco ridículo. Intento
concentrarme en mis apuntes sin mucho éxito. A mi lado mi novio sigue estudiando sin haberse
percatado de nada. Lucho por no volver a levantar la vista pero no aguanto más que unos pocos minutos.
Y para mi sorpresa el sigue, está mirándome. Se me acelera el pulso…¿me está sonriendo o estoy
delirando? No, sonríe, pero no es una sonrisa amigable, es una sonrisa de superioridad, de victoria. La
sangre me empieza a hervir…necesito ser de este cabrón…
Se levanta. ¿Me abandona? Sigue mirándome fijamente. Hace un leve gesto con la cabeza. ¿Quiere que
le siga? Sale de la sala dejándome tan alterado que casi me cuesta respirar. Miro a mi chico. No, no
puedo hacerlo. No puedo.
Me levanto de la silla y me acerco a mi novio.
-Oye, cariño, voy al baño, no me encuentro bien.
-¿Qué te pasa?
-Me duele la barriga, creo que es algo que he desayunado. Esperame y ya vengo.
-Vale, pero si tardas me paso a ver cómo estás, no quiero que te pase nada.
Nada más decirme eso, me da un beso en la boca. Joder, lo siento cariño, pero necesito un buen polvo ahora mismo, espero que me perdones.
Me dirigo rápidamente al servicio, y ahí está, esperandome en la puerta.
-Oye, ven aquí, al servicio de minusvalidos, aquí nadie nos molestará-me dijo el chico.
Entra en el baño, y yo me acerco. Nada más entrar yo, me cierra la puerta tras de mí y echa el cerrojo.
-Ponte de rodillas, maricón.
En otro momento hubiera pensado que este tío es un gilipollas. Pero ya no tenía suficiente sangre en la cabeza para pensar.
Le obedezco mientras él se desabrocha el cinturón. Le acaricio sus fuertes muslos por encima de la tela vaquera, pero me aparta las manos.
-No te he dado permiso para tocarme, zorra. Las manos a la espalda.
Tiene razón…ya soy su zorra…Con la respiración entrecortada le miro mientras se desabrocha los botones del pantalón. Lleva unos bóxer ajustados. Negros, creo, mi vista no capta el color, solo en increíble tamaño de lo que guardan en su interior. Sin mediar palabra me coge del pelo y me aprieta la cara contra su paquete, con los boxers puestos. Huele a sudor y a sexo. Recorro con la lengua todo el bulto humedeciendo la tela.
Después me aparta la cabeza, se quita los pantalones y los boxers del tirón. Y me pone su polla en mi cara, un pollón de 20 cm que me hace babear.
-Saca la lengua-me dijo
Con la lengua fuera
comienza a darme golpes con su polla en la lengua y en la cara sin soltarme del pelo. Me coloca sus
duras pelotas en la boca y las lamo con avidez. Estoy fuera de mí pero él no pierde esa sonrisa que me
turba tantísimo. Y por fin llega el momento. Me la mete hasta las pelotas. Su capullo choca contra mi
campanilla provocándome arcadas, pero él no tiene la más mínima intención de parar. No quiere que se
la chupe, quiere follarme la boca como una zorra, como su zorra.
La saliva me cae por las comisuras de los labios mientras su enorme miembro viola mi boca.
-Así perra. Ahgg Cométela entera. ¿Te gusta zorra?
Le hubiera contestado. Pero es de mala educación hablar con la boca llena.
Cuando se cansa de destrozarme la boca me hace ponerme a 4 patas. Tengo unos segundos de pánico.
¿Ese cipotón sin lubricante? Pero a él eso le importa una mierda. Se coloca detrás de mí, me baja los
pantalones, me da una cachetada en el trasero y sin dejarme respiro empieza a meterme el capullo. Solté un pequeño de dolor.
-Pshh! No hagas ruido cabrón que nos van a pillar-me dijo.
Pese a su advertencia no dejó de hacer fuerza para meterme la polla en el culo. A los pocos segundos tenía su
pollón metido hasta el fondo mientras tengo que morderme los labios para no gritar. Después de unos
segundos de acomodamiento comienza a moverse dentro de mí mientras me agarra fuerte de las
caderas. Intento como puedo soportar el dolor porque sé que lo bueno viene después. Pasados unos
minutos empiezo a acostumbrarme a sus embestidas que adereza con azotes en mis nalgas. Mis gemidos
van ganando intensidad a la vez que su follada se hace más salvaje. Me mete y me saca la polla casi
entera. No puedo evitar empezar a gemir. Estoy fuera de mí.
-Ahhh, sí, sí, sí, ahhh-digo yo, con la cabeza fuera de mí y sin pensar en que nos pueden oír.
-Eres un marica muy escandaloso joder- me increpa con enfado mientras noto que sale de mi
culo por completo. Rezo por qué no se le haya cortado el rollo. Se pone de pie y se acerca hasta donde tiene sus pantalones y sus boxer, coge sus boxer con la mano derecha y viene hacia mí.
-Ahora vas a ser más discreta maricona – me dice sonriendo.
Me mete su bóxer en la boca. No me lo puedo creer. Saben a preseminal y huelen a sudor, a macho y a semental.
Inmediatamente me vuelve a meter la polla y me folla el culo más fuerte que antes si cabe. El placer es
indescriptible. Si antes estaba ido y caliente, ahora estoy en extasis, como si estuviera en otro lugar. Solo quiero estar ahí siempre y ser su puta. Sí, Oh dios!
De pronto un golpe en la puerta hace que se me hiele la sangre.
-Cariño, ¿estas aquí? ¿Estas bien?- Inquiere la voz de mi novio con preocupación.
Me quiero morir. Me saco los calzoncillos de la boca. Pero ¿Qué hace este hijo de puta? No para sus envestidas. Me saca su polla de de una vez y me la vuelve a meter de golpe continuamente. Sabe que mi novio está en la puerta y no piensa dejar de follarme el culo. Le miro y me
embiste cruelmente mientras esa sonrisa no abandona su cara.
-"Si"-respondo intentando modular la voz, tengo que disimular los gemidos de placer que este cabrón me está dando- Solo estoy un poco mal del estomagooo-un escalofrío me recorre la espalda mientras me pellizca los pezones por encima de la camiseta-vete para el bar y veme pidiendo una manzanilla, por favorrr (por lo que más quieras vete, pienso)
-Ok. Pero no tardes-me dice mi novio.
Bajo la cabeza e intento no gemir mientras el cabrón sigue enculando sin inmutarse. Pasados unos segundos, dejo salir mi angustia con un gemido de placer.
-Ahhhhhh.
Intento reponerme un poco para dejarle claro a este tío que conmigo no se juega así.
-Oye....- iba a decirle algo. Pero él ya ha cogido los bóxer del suelo y me los mete de nuevo en la boca.
-Así me gustas mas perra.
Se vuelve a colocar detrás de mí y me vuelve colocar su polla en el culo. No creía que pudiera ir más rapitdo que antes, me equipové. Sus huevos chocan contra mis nalgas, y se oye en el baño como chocan. Con sus manos entre mis nalgas, me enpieza a mover de arriba a abajo rapidamente. Así estuvimos un momento. Hasta que me se saca su polla y hace de que me tienda bocabajo en el suelo. Pone mis piernas en sus hombres y me vuelve a introducir su polla en mi culo. Me quita los boxer de la boca y me besa mientras me folla, estamos así un momento. Lo miro a us ojos y sus ojos marrones claros me dejan hipnotizados, le acarizo su pelo con mis manos. Es un chico precioso y hermoso, y es muy bueno follando, es un gran semental y se nota. Me gusta ser dominado mientras me follan. Después, nos volvemos a poner a cuatro patas y me pone sus boxer en la boca otra vez. Mientras me folla, me da unos cuantos cachetes en las nalgas.
El corazón me late a mil por hora, casi no puedo respirar…sus bóxer en mi boca ahogan mis gemidos, me
vetan el aire, pero sobre todo me excitan…la cabeza me da vueltas y siento que mis músculos se
agarrotan, me siento morir…la petite morte…por primera vez estoy completamente de acuerdo con los franceses… me corro sobre el suelo sin tocar mi polla… también por primera vez A los pocos segundos noto como por primera vez empieza a gemir y sus muslos se tensan. Sus embestidas se hacen más rápidas y su espalda se curva.
Con un pequeño grito comienza a descargar en mi dolorido culo. Tras unos segundos de pausa saca su pollon dejándome chorreando leche. Relajo mis músculos y me quito los calzoncillos de la boca, pensando que ha sido el mejor polvo de mi vida cuando de pronto me mete los dedos por el culo. Mete dos dedos por mi culo y recoge el semen y me los mete en la boca para que los lama. Se pone de pie, coge sus pantalones, se los pone, después su camisa de tirantes. Se acerca a mí, me da agarra de la cabeza y me da un beso en la boca.
-Ha sido un buen polvo, me lo he pasado bien contigo-me dice mientras me estiende la mano con los boxer- Los bóxer te los regalo de recuerdo marica.
-Gracias-respondo a los cinco segundos, pero él ya ha salido cerrando la puerta tras su paso. Me doy cuenta que es de las pocas
palabras que le he dirigido. Cojo los bóxer y los empapo de mi semen, que ha caído en el suelo, y el suyo, que ha salido de mi culo.
Me los llevo a la boca mientras recupero el aliento.